Sembrando Dignidad: Las Lecciones de Inclusión y Persistencia de María Eugenia Cortés
María Eugenia Cortés es una educadora cuyo extenso trabajo se ha centrado en la enseñanza y rehabilitación de personas ciegas y niños con discapacidad visual. Su carrera profesional incluye 15 años trabajando con alumnos con discapacidad visual en una escuela particular dentro del sistema de educación regular, una experiencia enriquecedora donde demostró que la enseñanza era posible adaptando su metodología, por ejemplo, utilizando objetos en alto relieve.
Desde 2003, continuó su labor en la Escuela 4 de Enero, logrando hitos importantes, como cuando un alumno ganó el primer lugar a nivel nacional en un concurso de cuentos en Quito, y también se dedicó a la alfabetización en Braille de señores mayores en Durán. La señorita Cortés es reconocida por su filosofía de la persistencia —creyendo que "la persistencia la rompe"— y aboga firmemente por una sociedad sensibilizada e inclusiva donde las personas ciegas accedan a puestos laborales por sus capacidades y potenciales, y no por presión de una ley o por lástima, deseando que sus alumnos "transiten con la cabeza herida por el sendero de la dignidad".
Hoy tenemos el privilegio de compartir las reflexiones de una educadora cuya trayectoria es un verdadero faro para la enseñanza y la rehabilitación: la señorita María Eugenia Cortés. A través de su experiencia, descubrimos que la educación va más allá del aula; es una herramienta poderosa para forjar la dignidad y desafiar las percepciones sociales.
Quince Años Forjando Capacidad
María Eugenia Cortés dedicó 15 años a trabajar con personas ciegas y niños con discapacidad visual dentro de la educación regular en una escuela particular. Esta fue una experiencia profundamente enriquecedora.
Al inicio, enfrentó el escepticismo de los padres, quienes preguntaban: "Señor, ve, ¿cómo le va a enseñar?". Sin embargo, demostró que la adaptación metodológica es clave. En lugar de dibujos, ella enseñaba con objetos en alto relieve, como si fueran niños ciegos. Los alumnos se adaptaron tanto a su forma de enseñar que el éxito era inevitable.
La persistencia es un tema recurrente en su vida profesional, pues nos recuerda que "uno cincela en una roca, a veces es muy fuerte, muy dura, pero la persistencia la rompe". Esta filosofía la llevó a la "Escuela 4 de Enero" en 2003, donde continuó cosechando logros. Un ejemplo notable es el alumno Bran Gómez, quien participó y ganó el primer lugar a nivel nacional en Quito en un concurso de cuentos, haciendo que el nombre de la Escuela 4 de Enero "retumbó" en todo el país.
Retos Múltiples y la Magia de los Cuentos
Como en toda carrera, el camino no ha sido siempre "color de rosa". Uno de los mayores desafíos que enfrentó María Eugenia fue trabajar con niños que presentaban "retos múltiples" (varias discapacidades asociadas a la ceguera).
Ante esta dificultad, buscó activamente el conocimiento, consultando especialistas como la Master Margarita, una mujer muy capaz y conocida a nivel mundial. Descubrió que a través de los cuentos, podía enseñar valores. Por ejemplo, para un niño que no quería compartir, le leía el cuento de "los osito solidarios," logrando un cambio en el comportamiento del alumno.
El impacto de su labor es profundo y se extiende a las familias. Relata la historia de un padre que lloró al ver el progreso de su hijo, admitiendo que al principio había pensado: "Yo creía que mi hijo no iba a servir para nada" y que "un ciego con otro ciego, ¿qué va a aprender?". El hijo evolucionó en un 80% y se graduó de bachiller.
También fue gratificante su labor de alfabetización en Braille a personas mayores en Durán. Cuando estos adultos dudaban de la utilidad de aprender a su edad, ella les daba una razón personal y única: "Imagínese que se llegue a enamorar, le gusta una muchacha, ya usted le escribe braile y nadie sabe". Esto motivaba a los alumnos, quienes luego sentían la gran recompensa de saber que pueden pensar y plasmar sus ideas en "otro idioma".
Más Allá de la Compasión: La Búsqueda de la Inclusión Real
Al hablar del futuro de la rehabilitación de personas no videntes, María Eugenia Cortés es clara y contundente. La rehabilitación enseña habilidades esenciales como andar solos o computación. Sin embargo, el obstáculo principal es que "nuestra sociedad todavía no es una sociedad inclusiva".
Ella hace un llamado a la acción para que las empresas y la sociedad en general se "sensibilicen". Lo que se busca no es que la plaza laboral sea solo "en papel", sino real, permitiendo que las personas con discapacidad visual accedan a empleos por sus capacidades y potenciales, no por presión de una ley o por lástima.
De hecho, ella resalta una distinción crucial:
"Necesitamos compasión, hacerla a un lado. La compasión y la y la comprensión extenderla para para nosotros".
Ella misma fue puesta a prueba laboralmente y demostró su valor, enfatizando que no entró a un puesto "a presión por la ley" o por una "mano compasiva".
Un Mensaje a las Nuevas Generaciones
Para quienes desean seguir sus pasos, la estimada docente ofrece un mensaje que equilibra lo tangible y lo intrínseco. Si bien es importante lo tecnológico y la remuneración es normal, nos invita a enfocarnos en "la obra, lo que dejamos sembrado a nuestro paso, el recuerdo".
Su mayor deseo para el futuro de sus alumnos es que, tras rehabilitarse, "transiten con la cabeza herida por el sendero de la dignidad". Espera que ingresen a puestos laborales en una sociedad sensibilizada, pero "no por su necesidad, sino por su capacidad".
La perseverancia, el amor por el trabajo y el profundo impacto social de María Eugenia Cortés la convierten en un verdadero ejemplo a seguir. ¡Gracias por compartir esta historia de lucha y enseñanza!
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